Hoy ha sido un día nefasto. ¿Sabes de esos días que sería mejor que no te hubieses levantado, de esos días que preferirías esconderte, que todo el mundo desaparezca?
Si no tuviese miedo a parecer una paranóica, diría que todo se ha conjugado en mi contra.
Tengo las cervicales rotas de conducir el bendito trasto ese al que me obligana subirme cada día, es mi particular martirio, jejejeje.
El remate, la puntilla, ha sido la negativa a mi vacante, por un día, un asqueroso día, un puto día que me ha cerrado las puertas a 2 años fuera de España, un tiempo para encontrarme a mi misma, un tiempo y un dinero necesarios para mi nuevo futuro. Puta burocracia y putos jefes, que no se molestan en cursar una vacante que me podría dar un respiro pese a los dos años de abnegación, de entrega absoluta y fidelidad a mi trabajo y la bandera que a diario venero y defiendo.
Otra tarde para lamerme las heridas, para compadecerme a mi misma de mi mala suerte, para recomponer el puzzle de la mujer que ahora escribe este blog, para renacer de unas cenizas que volveran a ser un cuerpo, un genio, una sonrisa y una ilusión.
Que todo no puede ir mal, que algo de luz tiene que ir viniendo a mi vida, ¿no?
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